necesarias para esquivar
esos tropiezos del humor
Rumbando al son de sondas
flotando en impulsos reiterados
pero sin alejarse del propio ritmo
Logrando el balance en compañía
un sol mayor con el negro corchete
generando esa placentera naranja
Las zapatillas caminadas y gastadas
Daban muestra de su andar
Un tanto maltrecho en esos días
Para un hombre con deberes
Los agujeros reían en su soledad
Pero extrañaban los limpios calcetines
Sintiendo el dilema de la rotura
Vivir la experiencia ya siendo inútil
El señor dueño un día los tiró
Y tomó nuevamente los zapatos
Al principio sintió los beneficios
Aunque luego sintió sus pies
No es el calzado el que importa
Ellos no marcan el camino
No importa de que material vistas
A la larga siempre te desgastas
Los calzados son sombras
Que ocultan nuestro andar
No conozco uno eterno
Que evite frenar y ponerse a pensar